
Ingredientes
recetas saludables
Hay sopas que reconfortan con su calidez y otras que seducen con su color y frescura. La crema de guisantes verdes pertenece, sin duda, a esta segunda categoría, aunque también se disfruta maravillosamente caliente. Su vibrante tonalidad verde es un anticipo de su sabor: dulce, vegetal, con un punto herbáceo si le añadimos menta… Es una sopa elegante, ligera y sorprendentemente fácil de preparar.
Aunque la primavera, y especialmente el mes de mayo, nos regala la oportunidad de disfrutarla con guisantes frescos recién desgranados, llenos de sabor, la buena noticia es que los guisantes congelados de calidad permiten disfrutar de esta delicia durante todo el año sin apenas sacrificar sabor ni propiedades. Esta receta te guiará para conseguir una textura perfectamente lisa y aterciopelada (¡sin necesidad de añadir nata!) y un sabor equilibrado que te conquistará. Ideal como entrante ligero, un almuerzo reconfortante o incluso una cena fresca si la sirves fría.
Los Protagonistas: Guisantes Frescos de Temporada vs. Congelados
La estrella indiscutible de esta sopa. Tu elección dependerá de la disponibilidad y tus preferencias:
Guisantes Frescos (¡El Lujo de la Temporada!):
Ventajas: Si los encuentras frescos (¡ahora es el momento!), su sabor es incomparable, más dulce y con matices más complejos. El acto de desgranarlos («desgranar guisantes») en casa es incluso terapéutico.
Qué Buscar: Vainas tersas, de un color verde brillante y que se sientan llenas. Los guisantes del interior deben ser redondos y tiernos. En los mercados locales puedes encontrar variedades como el «guisante lágrima» (más pequeño y exquisito, aunque caro) o los «tirabecs» (guisantes mollar, que se comen con la vaina, aunque para esta sopa usaríamos solo el grano) o simplemente guisantes para desgranar de buena calidad.
Cocción: Necesitan un tiempo de cocción muy corto para no perder su dulzor ni su color.
Guisantes Congelados (La Opción Práctica y Fiable):
Ventajas: Son una alternativa excelente y muy cómoda. Se congelan rápidamente tras la cosecha, lo que ayuda a preservar gran parte de su sabor, color y nutrientes. Están disponibles todo el año.
Cómo Usarlos: Generalmente, no necesitan descongelación previa. Puedes añadirlos directamente a la olla desde el congelador (el tiempo de cocción será ligeramente mayor que el de los frescos hasta que el líquido vuelva a hervir).
A Evitar: Los guisantes en lata (en conserva). Suelen tener una textura blanda y harinosa, un color menos vivo y, a menudo, contienen sal y/o azúcares añadidos que alteran el sabor natural que buscamos.
La Base Aromática: Suavidad para Acompañar al Guisante
Para construir el sabor de fondo, usaremos aromáticos que complementen la dulzura del guisante sin dominarlo:
Puerro o Cebolla: El puerro (la parte blanca y verde pálido) es una elección clásica para cremas de verduras por su sabor más suave y delicado que el de la cebolla. Si usas cebolla, elige una dulce y póchala muy lentamente.
Ajo: Un par de dientes aportan un punto aromático esencial.
Sofrito Lento: Cocina el puerro/cebolla a fuego muy bajo en un poco de Aceite de Oliva Virgen Extra (AOVE) hasta que esté muy tierno y translúcido, sin que coja color. Esto desarrolla su dulzor natural.
Opcional: Puedes añadir una rama de apio picada al sofrito para más complejidad.
El Líquido y los Toques de Sabor Finales
Líquido:
Caldo de Verduras: Aporta más capas de sabor. Utiliza uno de buena calidad y bajo en sodio para controlar tú el punto de sal.
Agua: Permite que el sabor del guisante sea el protagonista absoluto. También es una opción perfectamente válida y ligera. La cantidad dependerá de si te gusta la sopa más o menos espesa.
Hierbas y Especias:
¡Menta Fresca!: Es la pareja de baile ideal para los guisantes. Su frescor mentolado equilibra y realza la dulzura de los guisantes de una forma increíble. Añade las hojas al final de la cocción o justo antes de batir.
Alternativa: Perejil fresco.
Hoja de Laurel: Puedes añadir una hoja durante la cocción para un aroma sutil (¡recuerda quitarla!).
Pimienta Negra: Recién molida.
Sal: Añádela con precaución al final, probando, ya que los guisantes tienen su propio dulzor y el caldo puede aportar sal.
Opcional: Una pizca de nuez moscada rallada o un poco de ralladura de limón al servir para un toque extra de frescor.
Cremosidad Natural (¡Sin Nata!)
Los guisantes, al batirse, ya proporcionan una textura bastante cremosa. Para potenciarla de forma saludable:
Patata: Añadir una patata pequeña pelada y troceada al sofrito y cocerla junto a los guisantes. Al batir todo junto, espesará la sopa y le dará una textura muy sedosa.
Batido Intenso: Usar una batidora potente y batir durante un buen rato.
Pasar por Colador: Para una textura extrafina y profesional, puedes pasar la sopa batida por un colador de malla fina.
Toque Final (Opcional): Al servir, puedes añadir un remolino de yogur griego natural sin azúcar o una cucharada de «nata» vegetal ligera (de avena, anacardo, soja) para decorar y añadir un punto extra de cremosidad, pero no es imprescindible.
Ingredientes Detallados (para unas 4 raciones):
500g de guisantes frescos desgranados (necesitarás comprar aprox. 1-1.2kg en vaina) O 500g de guisantes congelados de buena calidad
1 puerro grande (solo la parte blanca y verde pálido) o 1 cebolla mediana, picado fino
1-2 dientes de ajo, picados finos
1 cucharada sopera de Aceite de Oliva Virgen Extra (AOVE)
3-4 tazas (750ml – 1 litro) de caldo de verduras bajo en sodio o agua (ajustar según espesor deseado)
1 manojo pequeño de menta fresca (unas 15-20 hojas)
Sal y pimienta negra recién molida
Opcional: 1 patata pequeña (unos 100g), pelada y en dados; 1 hoja de laurel
Equipamiento:
Olla o cazuela mediana con tapa
Cuchillo afilado, tabla de cortar
Batidora de mano (de inmersión) o batidora de vaso
Colador de malla fina (opcional)
Elaboración Paso a Paso: Del Huerto (o Congelador) a la Crema Verde Esmeralda
Preparar Ingredientes: Si usas guisantes frescos, desgránalos. Pica finamente el puerro (o cebolla) y el ajo. Pela y corta la patata en dados pequeños si la usas. Lava las hojas de menta.
Pochar la Base Aromática: Calienta el AOVE en la olla a fuego medio-bajo. Añade el puerro o cebolla (y la patata/apio si usas) y una pizca de sal. Sofríe lentamente, removiendo de vez en cuando, durante unos 8-10 minutos, hasta que esté muy tierno y transparente, sin dorarse. Añade el ajo picado y cocina 1 minuto más.
Añadir Guisantes y Líquido: Incorpora los guisantes (frescos o congelados) a la olla. Remueve durante un minuto. Vierte el caldo de verduras o el agua. Añade la hoja de laurel si la usas. Sazona con un poco de pimienta negra.
Cocción Rápida: Lleva la sopa a ebullición. En cuanto hierva, baja el fuego al mínimo, tapa la olla y deja cocer suavemente. ¡Los guisantes se cuecen muy rápido! Los frescos pueden necesitar solo 5-7 minutos; los congelados, unos 3-5 minutos desde que vuelve a hervir. Si usaste patata, cocina hasta que esté tierna (unos 10-15 minutos en total). Es vital no cocer los guisantes en exceso para que conserven su color verde brillante y su sabor dulce.
Incorporar Menta y Batir: Retira la olla del fuego. ¡Saca la hoja de laurel! Añade la mayoría de las hojas de menta fresca (reserva algunas para decorar). Con una batidora de mano, tritura la sopa directamente en la olla hasta que esté completamente fina, suave y aterciopelada. Si usas batidora de vaso, hazlo con cuidado en tandas si está caliente. Para una textura extra sedosa, pasa la sopa por un colador fino.
Ajustar y Servir: Prueba la sopa y ajusta de sal y pimienta negra si es necesario. Si ha quedado muy espesa, puedes añadir un chorrito de caldo o agua caliente. Si está demasiado líquida (poco probable si usaste patata), puedes cocerla destapada a fuego muy bajo un par de minutos (con cuidado de no alterar el color). Sírvela caliente o déjala enfriar completamente si la prefieres fría.
Consejos para una Sopa de Guisantes Vibrante y Sedosa:
Guisantes de Calidad: Frescos de temporada o congelados de buena marca.
¡Cocción Corta!: Es el secreto para mantener el color verde vivo y el sabor dulce.
Batido Intenso: Tritura muy bien para lograr esa textura cremosa natural.
Menta Fresca al Final: Para que no pierda su aroma refrescante.
Colador Opcional: Para una finura profesional.
Sazonar al Gusto (al final): Prueba antes de añadir más sal.
Variaciones y Toques Finales para Decorar y Disfrutar:
Versión Fría: Una vez batida y ajustada, enfríala completamente en la nevera. Sírvela bien fría, ideal para días calurosos.
Toppings Crujientes y Frescos: Un chorrito de AOVE, unas hojas de menta reservadas, unos picatostes integrales caseros, unas semillas de calabaza o girasol tostadas, unos brotes de guisante, unos taquitos muy finos de jamón serrano crujiente (hecho al horno o microondas, usar con moderación).
Remolino Cremoso: Una cucharada de yogur griego natural o de «nata» vegetal ligera justo al servir.
Con Otras Verduras: Puedes añadir un calabacín pequeño troceado al sofrito o unas hojas de espinaca al final antes de batir.
Conservación:
La sopa de guisantes se conserva muy bien. Guárdala en un recipiente hermético en la nevera hasta 3-4 días. Recalienta suavemente a fuego bajo sin que llegue a hervir fuerte para no alterar el color. También se puede congelar, aunque la textura al descongelar puede variar ligeramente (puede necesitar un golpe de batidora).